jueves, 14 de mayo de 2015

Uso de drogas en las antiguas tradiciones indígenas

Hecho por: Luisa Fernanda Arias Jaramillo, autora del blogg. 2015

 

Los pueblos y culturas que habitaban el continente americano, antes de la llegada de los colonizadores europeos, solían utilizar diferentes tipos de fármacos que alteraban sus estados de conciencia pararealizar en esos estados rituales y ceremonias, o que bien, modificaban sus estados de ánimo y energía corporal. Aquellas sustancias las obtenían directamente de plantas originarias de cada región, que abundaban en especies y variedades por todo el continente.
Fueron esas sustancias las que le permitieron a diferentes culturas la creación de un imaginario colectivo sagrado, partiendo de las experiencias que tenían con las plantas, que además en algunos casos tenían propiedades curativas y medicinales, de allí que sean llamadas “enteógenos”. También permitieron que las comunidades obtuvieran conocimientos sagrados y espirituales, pues algunos de aquellos fármacos utilizados tenían propiedades visionarias y ellos las tomaban como revelaciones que les hacían los dioses.
En la América precolombina la diversidad de los territorios fue un condicionante para los pueblos que se asentaban a lo largo de aquella gran extensión de tierra, pues sus configuraciones varían de climas cálidos a fríos, su geografía de valles a grandes alturas, por consiguiente cada asentamiento humano debía adaptarse a las condiciones específicas del lugar, adaptándose también, a consumir lo que la tierra allí les ofrecía, incluso sus plantas psicotrópicas. Debemos tener en cuenta que América es un continente con gran diversidad de ese tipo de plantas, como afirma Escohotado(1998)“Un factor común que compartían todos los pueblos era la gran riqueza y diversidad de flora psicoactiva” (pág. 77) refiriéndose a plantas que contienen en su mayoría sustancias alcaloides de tipo indólicos o fenetilaminas. Por lo tanto cada pueblo poseía sus propios ritos con diferentes sustancias.
La mayoría de los nativos fueron nómadas, cazadores y recolectores, solo algunos pueblos llegaron a formar fuertes estructuras sociales, como es el caso de los habitantes de Centroamérica y las cordilleras andinas.
En el caso de América central, “hacia el siglo X antes de Cristo, florece la civilización Olmeca, ubicada en la actual Guatemala”(Escohotado, 1998, pág. 77) Y es “en los restos de esta cultura donde se descubren las primeras piedras con forma de hongo psilocibio, en una tumba”Borhegy citado por (Escohotado, 1998), lo que claramente indica que en aquella civilización ya le rendían culto a este tipo de sustancias, pero que además le daban una connotación sagrada. Debe tenerse en cuenta que esa zona cuenta con una gran variedad de hongos psilocibios (cuyas principales sustancias psicoactivas son la psilocibina y la psiloscina). En las culturas Maya y Tolteca también existen evidencias de la utilización y el culto a los hongos de esas características.
De hecho en el libro Relatos de Poder de Carlos Castaneda(Castaneda), un antropólogo mexicano que se encontraba haciendo una investigación acerca del uso del peyote por las antiguas tradiciones, se relata cómo,un hombre sabio heredero de la tradición tolteca, Don Juan lo induce a experimentar con los hogos y le habla sobre el poder que se le atribuye a éstos.
Del imperio Azteca existen testimonios de cronistas españoles, como fray Bernardino de Sahagún, “que evidencian el uso de plantas, una trepadora (ololiuhqui), una cactácea (peyote) y hongos psilocibios, que eran llamados teonanácatlpor los nativos”(Escohotado, 1998, pág. 78). Cada una de estas plantas contiene sustancias altamente psicoactivas y visionarias, la trepadora contiene aminoácido lisérgico, el peyote contiene mezcalina y los hongos contienen psilocina y psilocibina. Según (Escohotado, 1998) Su consumo fue juzgado como idolatría por los mismos cronistas españoles-incluso más tarde esas prácticas serían perseguidas por la iglesia y la corona-. Pero en las ilustraciones de ésta cultura también aparecen la flor del tabaco, el botón de siniquiche (su nombre científico es Heimiasalicifolia, es un fármaco poco investigado aún) dándo a enter que los únicos enteógenos no solofueron los mencionados por Bernardino de Shagún, sino que a su percepción se le escaparon innumerables sustancias y/o plantas.
Los españoles desde su llegada tuvieron grandes prejuicios y estuvieron en contra del uso que hacían los indígenas de las plantas, “en sus afirmaciones las relacionan directamente con Lucifer” (Escohotado, 1998, pág. 79) a pesar de los efectos medicinales.
En las civilizaciones andinas, en cambio, la planta que mayormente utilizaban era la coca, con efectos estimulantes del sistema nervioso a causa de su sustancia activa: la cocaína. “Las evidencias de la utilización de esta planta se vincula a la cultura Chavín, que florece hacia el siglo X a. C.”(Escohotado, 1998, pág. 82) De esta civilización también hay representaciones del cactus llamado San Pedro o Trichocereus el que contiene la misma sustancia que el peyote, mezcalina. Y que según  (Escohotado, 1998)“Su uso pervive en rituales religiosos y curas chamánicas” en el territorio que comprende desde Ecuador hasta Bolivia.
En la era incaica, la coca tuvo especial protagonismo, aunque el uso de esta planta es mucho anterior que éste imperio. “En el caso de los incas la coca era otorgada como un don a la propia autoridad” (Escohotado, 1998, pág. 84) La coca era un componente de los tributos que debían hacerse a los emperadores y solo de vez en cuando era concedida a soldados y obreros.
Otras drogas estimulantes que se utilizaron y se utilizan aún hoy en América, con efectos similares al que produce la coca, pero que su sustancia estimulante suele ser la cafeína en pequeñas cantidades, son: la hierba mate y el guaraná, también el cacao, aunque el tratamiento que se le da actualmente anula muchas de sus virtudes excitantes, tal como era utilizado en la América precolombina.
Lo interesante de este proceso es dar cuenta cómo fueron perseguidas y satanizadas aquellas practicas por la iglesia católica y las coronas europeas, instituciones que, como afirma (Escohotado, 1998) estuvieron viviendo una dualidad pues no se decidían si reconocer lo poderes medicinales y curativos y además los conocimientos que habían adquirido los nativos sobre las plantas o simplemente condenar del todo esos saberes, perseguirlos y tratar de suprimirlos. La mayor parte de los casos fueron perseguidos y condenados por los poderes monárquicos. Aun así muchos de esos rituales o prácticas lograron sobrevivir en el tiempo, con la historia y los pocos herederos de las tradiciones.
Aunque sobre la historia de Mesoamérica existen muy pocas evidencias, es le reconocer en los restos arqueológicos y también en los ecos de las tradiciones orales, la importancia que jugaban las plantas psicoactivas dentro de las diferentes culturas que habitaron el continente, pues en gran medida influyeron en la conformación de las mismas (con aspectos como la creación de imaginarios colectivos, establecimiento de la espiritualidad y tradiciones religiosas, la percepción del mundo desde su entorno y sus estados alterados de conciencia, el chamanismo, entre otros) y evidentemente en la estructuración psicológica de sus individuos, según la sustancia usada.
Y que lograron sobrevivir a través de los siglos, superando incluso cruzadas inquisidoras, que algunas de estas prácticas aún se lleven a cabo aunque en pocas y esporádicas proporciones -comparado el número de ocasiones actualmente con el antiguo- para mi percepción este hecho da cuenta de lo arraigadas que eran -y son todavía- ese tipo de prácticas en las tradiciones aborígenes.
Aunque los usos que actualmente se le dan a las sustancias psicoactivas que abundan en América es, en la mayoría de los casos, recreativo; cabe destacar que en algunas tradiciones aún se celebran rituales para consumirlos y que sobreviven las tradiciones chamánicas:
“el conocimiento que se tiene de las plantas con poder psicoactivo, de los mecanismos para extraer mejor dichas sustancias, la cantidad necesaria para el consumo, así como los diversos métodos de incorporación al organismo humano (…) todo ello requiere  de largos procesos de aprendizaje y experimentación” (Días, 2002).
Por ejemplo en la región del amazonas son muy frecuentes las ceremonias de “yajé” o “ayahuasca” (nombres con que se conoce la preparación de la planta Banisteriopsis, una enredadera de la selva (Días, 2002)).
Sin embargo el uso de sustancias psicoactivas y excitantes se ha extendido por todo el mundo, ahora con intensiones recreativas, como lo es en caso del peyote en Centroamérica, el cual aún es muy popular entre la gente, aunque no necesariamente herederos indígenas, y que probablemente no conozcan las raíces culturales del uso de esa sustancia al igual que sucede con muchas de las plantas descritas, como con el uso de hongos psilocibios cuyo consumo es una práctica que se ha extendido por todo el continente y por las diferentes culturas del mundo con fines recreativos. Algo que evidencia muchísimo esa situación es el uso del tabaco a nivel mundial ya que esa planta era sagrada para los nativos americanos.
Debemos pensar entonces cuales son los orígenes de nuestras costumbres en general y cuestionarnos acerca de la legitimidad de estas, en cuanto a que desde cierto punto de vista, la mayor parte de ellas ha sido impuestas por una cultura totalmente opuesta a nuestras raíces. También sería pertinente reflexionar acerca de los que causan en nuestros cuerpos y en nuestras mentes las drogas que utilizamos, sin darle la connotación de tabú -pues eso solo entorpecería tales  procesos- para evaluar objetivamente si es correcto darles un uso recreativo y frecuente.
                                                

Bibliografía

Castaneda, C. (s.f.). Relatos de poder. Mexico.
Días, F. G. (2002). Revista electronica de Ciencia Penal y Criminología. El consumo de drogas en los pueblos precolombinos. Santiago de Chile, Chile.

Escohotado, A. (1998). Historia de las drogas. Madrid: Alianza Editorial S.A.